jueves, 4 de noviembre de 2010

mi camino



Dicen que enamorarse es un acto reflejo, como tener miedo. Yo fui una niña sin miedo, no me asustaban los fantasmas, ni los monstruos, ni la oscuridad. Podía mirar debajo de la cama segura de que no había esqueletos ni vampiros. Podía enfrentarme a las niñas de quinto, segura de que no me quitarían la merienda. Y así hasta hoy. Segura de que puedo coger una mágnum, y avanzar por un callejón vaciando el cargador. Porque no es eso lo que me da miedo, pero me aterra decir que si, a algo que no podré cambiar mañana. Pensar en un sofá para toda la vida, en un crédito hipotecario, en una declaración conjunta o en un...”esta tarde tenemos que hablar”


No hay comentarios:

Publicar un comentario